domingo, 24 de julio de 2011

El día de mañana.

Un periodista de guerra, un fotógrafo en realidad. No le importamos, ni le interesa el asunto de verdad. Lo único que le importa es tomar la fotografía, el encuadre, la composición; la luz necesaria. Nada más. Para el solo somos fotografías que le pagan el colegio a sus hijos y los vestidos bonitos a su mujer. El día de mañana despertara tibio en su hogar a millones de kilómetros de aquí. Y ya. Eso es todo, lo único que recordara de aquí sera su paga, y cuando los televisores le recuerden de nosotros le dará un llamado a la ironía haber si se presenta en su comedor mientras desprecia al noticiario igual que el resto de su gente; que odia ver las noticias porque les recuerda el infierno que tenemos a bien llamar hogar.
Sigo observando su cabeza a través de la mira del rifle. A nosotros solamente nos importa vivir, solo eso. Vivir un día más. ¿Y te digo algo? No vale la pena. No lo vale. No vale la pena vivir otro día más. Incluso si el día de mañana ganamos, aunque valga la pena todo lo que hicimos hoy... No valdrá lo que hicimos antes. No lo vale. Te juro que no lo vale.
Y entonces jalo del gatillo.

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