jueves, 6 de diciembre de 2012

Tu peor enemigo

Lo has hecho otra vez campeón. La perdiste, la alejaste o la dejaste ir. Bravo. Eres un bruto, y estoy seguro de que lo próximo que harás sera sentarte a maldecir todos esos obstáculos que les impidieron llegar al final feliz, juntos, como pareja de película clásica.

Es bien fácil buscar culpables ¿Verdad?

¿Quieres buscar culpables? Vale, pues te diré, para empezar; que el culpable no es otro sino tu peor enemigo.

Y es que al final resulta que tu peor enemigo no era tu suegro que te miraba como si fueras un criminal reincidente, ni ese amigo suyo forrado de plata que no pierde una oportunidad para recordarle que puede comprar vinos con etiquetas de cuatro cifras, ni tu cuñada que le cuestionaba el porque te había elegido a ti, que eres "extraño" y no a otro con mejor pinta. Pero ellos no hicieron nada, porque déjame decirte que, para que los llegaras a conocer en primer lugar, ella te había elegido a ti por sobre ellos y todo lo demás, y pensó que tú valías tanto como para plantarles cara y presumirte con cada uno de ellos como si tu jeta estuviera a diario en la portada de Forbes.

Y la verdad es que ninguno de ellos es tu peor enemigo.

La verdad es que tu peor enemigo eres tú. Tu némesis no es sino esa voz en el fondo de tu cabeza, que se burla de ti cada vez que empiezas a sentir algo de esperanza. Esa voz que se la pasa diciéndote que ella no volverá de ese viaje de estudios, que el día de mañana se buscará otro más guapo o adinerado. Y que te dejes de hacer ideas de pedirle matrimonio porque no tienes ni en donde caerte muerto y se la pasa recordándote que no existen los finales felices y a la hora de la verdad te vas a morir solo y jodido porque no vales una mierda.

Y tu le haces caso religiosamente, porque crees que en realidad te esta advirtiendo de lo inevitable, y vives cobardemente -o mejor dicho, No vives- porque le crees que no vale la pena dar ese paso adelante, ¿Para qué, si al final ya sabemos que todo va a salir mal?

Pero él no es tu aliado, y lo único que le ha interesado todo este tiempo ha sido el prolongar su bastarda y parasitaria existencia en tu subconsciente. Y si sigues haciéndole caso entonces sí que se cumplira todo lo que te ha dicho.

Y no te digo que todo saldrá bien todo el tiempo, porque eso yo no lo sé, pero hay otra cosa muy importante que deberías recordar la próxima vez que hables con él: Tú no puedes ver el futuro.

Y él todavía menos.

- Starker Adler Köning, 7 de diciembre de 2012

jueves, 18 de octubre de 2012

Mercenario.

Son las nueve de la mañana, pero ese maldito timbre no para de sonar y el hombre finalmente contesta.
¿Que quieres?
...
Ya sabes que jamás me levanto antes de las doce del día si no tengo una muy buena razón para hacerlo.
...
¿En serio?, ¿Por cuanto?
...
El hombre suelta un chiflido agudo que ella conoce muy bien: Ya lo tiene de su lado.
...
¿Estas segura de que necesitan un abogado?, Porque esa cantidad me suena a que necesitan un milagro.


- Starker Adler Köning, 19 de octubre de 2012

jueves, 13 de septiembre de 2012

Adios mujer.

Me estoy aguantando las ganas de decirte una barbaridad.

Una barbaridad que, por cierto, te la mereces.

Es curioso como las acciones desmienten a la gente sabes?
Es curioso como tus acciones te descubren cuando crees que estas a poco de lograr una estocada genial, pero tus propias idioteces te alejan de lo que sea que andabas tramando.

Eso te pasó. Te pasó una y otra vez desde hace un buen rato. Y honestamente, yo no moví un dedo ni en pro ni en contra.

Pero te doy crédito mujer, porque si no moví un dedo sencillamente fue porque no me dí cuenta, sino hasta que ya la última estocada me atravezo el corazón.

Aunque no te alegres demasiado, porque estoy seguro que cualquier otro tío mas espabilado te hubiera devuelto el favor antes de que dijeras "hola, soy fulana". Cualquier otro sujeto con menos cursilerías en su cavidad craneal se hubiera reído de tí antes de que pudieses pronunciar tus primeros comentarios esa tarde que te conocí. Esa maldita tarde que tuve a bien conocerte. Esa maldita tarde en la que debí haber dicho "pasó de tí".

Pero el punto es que, con algo de suerte, yo seré el último pendejo que arrastres a eso, porque honestamente, ya no estamos en el cole, y hasta los fulanos mas estúpidos empezamos a perder lo soñador por gente como tú.

Y los que siempre nos llevaron la delantera, puedes estar segura, que son peores.

Tan es así que, a lo mejor y hasta te encuentres a alguien que te la juegue a tí.

Pero el punto es que yo no soy y posiblemente, jamás seré uno de esos tipos. Yo, a lo mucho, puedo aspirar a no volver a meterme con otra como tú, porque de menos, ya sé cómo son ustedes.

Y ese es el punto. Esa es la razón por la que me aguanto las ganas de decirte una barbaridad. Porque yo tengo  tanta o más culpa que tú.

Ya lo he dicho: La pifiaste no muchas. Demasiadas veces. Tantas que debo reconocer, me llevo el premio al más imbecil de la plaza.

Que bueno que finalmente enseñaste el cobre.

Adios mujer.

Y no vuelvas por aquí en tu puta vida.

martes, 10 de enero de 2012

Arrogancia.

El otro día me andaba en el tren y echando un vistazo a mi izquierda cruzamos miradas un chiquillo y un servidor, pero este no era cualquier chámaco. No, este te sostenía la mirada retadoramente como el que más, y, por unos minutos; me reconocí en el, porque yo también era un arrogante de primera, y te sostenía esa mirada peculiar llena de odio hacia el prójimo pero sin dedicatorias: Carta abierta para el mundo externo indicando harto desprecio y actitud patentemente antisocial.

Pero al mismo tiempo no me reconocí a mi, porque pensé que esa arrogancia debía de ser diferente, porque mi arrogancia venía forjada a base de maltrato y decepción a largo plazo, y la del mocoso tendría que ser esa otra clase de arrogancia, esa que es innata, viene de origen y que definitivamente te nace del alma, porque el niñato este no sumaba los siete u ocho años, y a esa edad necesitas haber nacido en algún lugar verdaderamente olvidado de dios para haber recibido mierda suficiente para echar esa mirada y pensar que viviste suficiente mundo como para estar harto de él.

El problema es que la pulga esta apenas si había cruzado el preescolar y el primer año de primaria, y a pesar de que este es el tercer mundo pues este mundo aún alcanza a llevar un numeral, y por eso me puse a pensar que; considerando la situación, a lo mejor si venía de un mundo peor que el mío, y me puse a pensar que igual y ese mundo en el que vive es la obra de otros idiotas como yo a los que ese mundo que vivimos, esa herida que no nos mata pero que tampoco se nos cura, se les hizo una justificación suficiente para echarle más mierda a la fórmula y administrársela a ese mocoso que estan criando de la misma forma en que una bola de pendejos nos administraron esa mierda que primero desquitamos entre nosotros y ahora desquitamos en nuestros hijos y que podemos estar seguros de que ellos desquitarán entre ellos mismos y en nuestros nietos. Y que a lo mejor esa arrogancia si era diferente a la mía. Porque el sí tiene derecho de sentirla.

Porque la cosa es que él no tiene la culpa de lo que nos ha pasado.


- Starker Adler Köning, 11 de febrero de 2012